Una pequeña anotación sobre covers

Un cover en música es interpretar el tema de otro. Los grupos o solistas que recién inician suelen dejar gran parte de su repertorio plagado de covers a manera de entrenamiento, más que de homenaje, aunque nunca falte alguien que diga lo contrario.

De este modo versionar a un cantante o grupo, es sumamente enriquecedor para definir o afinar un estilo propio. Si hablamos de un grupo, la variabilidad de gustos musicales así como las coincidencias de sus integrantes permiten libre paso a la creación, no sólo hablando de la letra de composiciones sino sobretodo en la mixtura de su arquitectura musical, tal vez la más importante. Esto lo intuían los Beatles por eso su necesidad de dejar de lado los covers, de crear, de innovar, a pesar de que sus interpretaciones de temas ajenos serían sorprendentes.

La evolución de tocar un cover es hacer propio el tema interpretado. Un ejemplo de esto se ve con la canción “With a little help from my friends” original de los Beatles, pero atribuida popularmente a Joe Cocker. Las versiones difieren sustancialmente ya que Cocker la adaptó para una interpretación soul, la impregnó de esos gritos tan característicos, de aquellos coros casi gospel, la hizo suya, se la ganó.

En este sentido debo señalar que creo que escoger el tema es muy delicado puesto que existen canciones casi sagradas que no podrán interpretarse mejor que su original. Ejemplos abundan: “Strawberry fiels forever” de los Beatles, “No surprises” de Radiohead, “Father and son” de Cat Stevens. Nacieron en otras palabras para ser cantados sólo una vez. Aunque en algunos situaciones tema e interprete no se encuentran sino luego de décadas pues no siempre el autor de un tema suele ser su mejor intérprete.

Tomemos de ejemplo un grupo que tuvo muy buen ojo musical para tocar temas no propios. El grupo peruano We All Together se hizo famoso versionando canciones de los poco recordados Badfingers, así como temas de Paul McCartney. Así canciones como “ Walking In The Rain” o “Carry on till tomorrow” evitaron el olvido gracias a ellos.

Otro asunto son Frank Sinatra o Ella Fitzgerald quienes no brillan precisamente por componer canciones sino por versionarlas. Quizás sean un claro ejemplo de que la voz es otro instrumento más que hay que saber utilizar en simbiosis inseparable del alma que se le ponga al fondo más que a la forma. Caso contrario estaríamos ante personas dotadas que desaprovechan en la mayoría de los casos sus talentos o que estos les quedan demasiado enormes. En este sentido por ejemplo podríamos mencionar el cover que hace Cristina Aguilera para la canción "Lady Marmalade" en que hace gala de su talento vocal que suele desaprovechar en la mayoría de sus canciones de por sí intrascendentes.

Claro que tomar prestada una canción es arma de doble filo si se deja de lado una evolución musical, si se estanca en la mera pantomima. Así es común ver “estrellas fugaces” que tuvieron su momento de gloria e inmediatamente quedaron borradas de la historia. Recuerdese, si se puede, por ejemplo el caso de Wallflowers, el conjunto del hijo de Bob Dylan, que hace una adecuada ejecución de “Heroes”, actualizando y dándole fuerza a la canción de David Bowie pero sin embargo no ha dejado de ser una banda mediocre que como otras muchas toca bien sus instrumentos.

Había mencionado evolución musical, que creo es necesaria en todo músico. En algunos casos existen buenos intérpretes que simplemente calcan no sólo la canción sino la forma de interpretación sin aportar ninguna novedad. Así por ejemplo podríamos disfrutar de las voces de Nicole Kidman y Robbie Williams cantando “Something Stupid” pero sin embargo nunca dejará de ser una mala copia de la maravillosa interpretación de Frank Sinatra y su hija Nancy.

Ahora bien, lo negativo de versionar alguien es lo que podríamos denominar puro parasitismo, y su ejemplo más claro aparece en los discos “tributo a”, “homenaje a”, cuyos títulos camuflan lo que en sí no deja de ser una canallada. Sí, usualmente se venden cada cierto tiempo paquete de covers de cantantes o bandas mediocres desesperadas por un poco de atención colgándose de lo que en otro tiempo fue de otro, y lo que no deja siempre de ser una estrategia comercial usualmente no pasa de ser una mera anécdota en la historia de la música. Escúchese, si se es masoquista, el extremo del mal gusto con Jim Carrey cantando “I’m the Walrus” de los Beatles, para graficar la idea.

Otro tipo de parasitismo musical, aunque afortunado en algunos casos es por ejemplo, la detestable moda del Chillout o la introducción de fragmentos de otras canciones aprovechando su éxito comercial. Lo que a final de cuentas es la transformación de temas con resultado feliz en unos y catastrófico en otros. Puedo mencionar por ejemplo los arreglos para albums como “Rhythms del Mundo” de Buena Vista Social Club que toman prestadas canciones como “Clocks” de Coldplay. O la buena fortuna que tienen los Black Eyed Peas siendo parásitos de por ejemplo Jack Johnson.

Entonces cantar un cover no es simplemente cantar algo que te gusta, eso lo puede hacer cualquiera estando en la ducha, ya que si se piensa incluir un trabajo como este en un disco se debe ser cuidadoso, no basta que mamá te diga “que bonito tocas, hijito” es una cosa seria porque en el camino se puede transgredir el buen gusto, se puede transformar la canción elegida en un simple escupitajo, no hablemos ya de su autor o intérprete original sino sobretodo de los pocos que tienen un oído, digamos, exigente, porque a nadie le gusta que le escupan y sobretodo en el oído.