domingo, febrero 24, 2008

Comiendo de tu mano


Yo creo que existen personas que tienen una necesidad inconciente de hacer que los otros “coman de su mano”. Me refiero a que no es algo adrede, calculado, con alevosía y ventaja. Me refiero a que como a cualquier ser humano les gusta ser halagados, ser atendidos. Quién nunca se ha dejado seducir por retener a alguien que siempre nos sigue, que siempre nos busca, que siempre nos adula.

Tengo la teoría de que actualmente estamos en una sociedad en la que la mayoría de gente sólo quiere ser escuchada, a la que poco le importa escuchar, de allí que en las conversaciones la gente se muestra más a gusto si hablan de sí mismos, de lo que le agrada o desagrada, de lo que hace o quisiera hacer. Supongo que tener un blog es en parte una manifestación de ese lado oscuro de cada uno. Pocas son las personas que les interesa saber de otros realmente, quiero decir que atienda cada cosa que la otra persona está dispuesta a contar sin anteponer a eso algo como “a mi también, el otro día me pasó esto y aquello” y al final terminan hablando de sí mismos, siempre es así.

No reniego del hecho de compartir experiencias, me refiero al hecho de que en realidad no suele haber eso, osea compartir, sino que la mayoría de personas solo quiere girar en torno a sus experiencias. Pero como digo es algo inconciente.

Ahora bien, esta necesidad de ser tener la atención de otro - llamémoslo sujeto arrastrado - suele darse en el contexto de “arrastrador” que le toma poca atención o que suele maltratarlo constantemente. El hecho curioso ocurre cuando el sujeto arrastrado deja de ser arrastrado, es decir deja de buscar, perseguir, acosar, etc a sujeto arrastrador.

Entonces sujeto arrastrador siente como que le falta algo, busca mentalmente, nota una carencia, se da cuenta de que le gustaba que sujeto arrastrado sea arrastrado, o mejor dicho le gustaba tener un sujeto arrastrado, a veces no importa si sujeto arrastrado sea determinada persona, simplemente se había acostumbrado a tener a alguien pendiente, acechando, es cierto, nadie valora lo que tiene hasta que lo pierde.

Lo que ocurre luego es que posiblemente sujeto arrastrador se percate de la otra persona, le tome interés (el verdadero interés del que hablo, osea sin un Yo de por medio) o simplemente busque otro arrastrado. Todo esto lo atribuyo a una situación inconciente, es decir no hay deseo de dañar a otro, sino que podríamos decir que el ego de arrastrador se hace tan grande que termina aplastando al arrastrado.

He conocido alguna vez alguna chica que estaba pendientes de mi, que me buscaba, que me halagaba, y a la que no tomaba en realidad mucha atención, así como también he buscado y halagado a una chica que no me daba mucha bola.

Quizás como corolario puedo sacar que no es que existan ciertas personas que actúen de esa manera como afirmo al comienzo, tal vez todos lo hacemos o lo hemos hecho con alguien cuando nuestro ego se ha desbordado, cuando hemos pensado primero y segundo en nosotros y hemos dejado que ante nuestros ojos el incansable y maltratado sujeto arrastrado sea eso, un arrastrado, aquél sujeto digno de aplauso por la labor mal pagada, aquél que siempre estaba dispuesto, aquél que siempre dijo sí, mientras nosotros le clavábamos la más cruel de las indiferencias hasta el punto de que al final la situación incluso llegó a revertirse y nos dimos cuenta de que detrás siempre hubo alguien que nunca valoramos como se debió y que ya no estará cuando, volteando, notemos quizás que siempre nos hizo falta.

sábado, febrero 16, 2008

Desistir?

Lo que yo quisiera saber es cómo uno se desenamora. Si, bien, es una situación irresoluble, ese tipo de cosas para las cuales la gente responde con frases trilladas y estereotipos del tipo es natural, todos han pasado por eso, y un detestable largo etc.

No, no es ese tipo de cosas de las que quiero hablar. Lo que realmente quiero saber es cuándo uno puede decir no, esto no me está funcionando, no me hace caso. Me refiero a desistir. Pero desistir con la cabeza en alto y sin estar tan torturado.

Situación 1: chico invita a chica algo de comer, chica acepta inicialmente, las otras veces aduce amablemente que no quiere hacerle gastar a chico. Las otras veces se vuelven muchas.

Situación 2:
chico halaga a chica, pregunta cómo esta, muestra preocupación por su salud. Chica no da mayores señas de importarle. Igual chico pregunta de vez en cuando por ella, porque realmente esta preocupado, sobretodo con respecto a su salud, que no se ponga mal.

Situación 3: chico se deprime de vez en cuando, por no decir frecuentemente, muestra involuntariamente cara de depresión. Chica pregunta por él, por su estado qué le pasa. Chico se sentirá mejor en los días siguientes y sin embargo no entenderá porque muestra interés en él en cosas pequeñas cuando él está dando la mayor parte del tiempo, no señales de humo sino creando incendios para que chica se fije en él.

Situación 4: chico le pregunta a chica si quiere que la acompañe a comer, porque chico sabe que chica no le gusta comer sola. Chica niega amablemente a chico. Chico se pregunta si lo habrá botado de taquito o simplemente tenía planes para los cuales chico quedaba estorbando.

Situación 5: chico y chica salen al cine con un grupo de amigos, chica se sienta al lado de chico. Chico no quiere preguntarse porqué. A chico le gusta ver películas y olvidarse del resto del mundo en el cine. Chica comenta película, porque a chica le gusta hablar hasta por los codos. A chico le gusta eso.

Situación 6: chica confía en chico, le da a guardar cosas de valor, le cuenta cosas, le manifiesta que le agrada. Chico se siente halagado, se siente especial, pero entiende que probablemente ella es así con todas las personas que considera amigos. Amigos y nada más.

Situación 7: chica manifiesta en diversas oportunidades su ideal de chico. Chico ideal debe ser un chancón (léase inteligente para el vulgo), debe ser pilas (léase que le guste bailar, conversar mucho, ser full adrenalina), que no sea celoso, que sea de su religión. Chico no encaja en este esquema, es más, chico manifiesta ectoscópicamente ser casi lo contrario.

Situación 8:
chica le manifiesta a chico que le atrae un chico que no conoce. Chico siente poco menos que una lanza atravesando su pecho.

Situación 9: a chico le gusta chica, la mira, la escucha, recuerda su aroma, muestra interés en ella. A chico le gusta pasar tiempo con ella. Chica andaba más frecuentemente con chico, últimamente le da igual aparentemente, chico piensa que se cansa ella de él.

Situación 10: chico ha pensado seriamente en decirle a quemarropa todo lo que siente, para finiquitar el asunto, saber directamente si realmente chica quiere con chico o le importa un rábano su existencia. Chico no quiere sacrificar su relación futura, prefiere estar angustiado, pensando en ella, pero encontrándosela sin ningún problema a encontrársela cada vez en una situación incómoda post me-le-declaré-y-me-rechazó-y-ahora-qué-nos-decimos.

Situación 11: chico entiende que está enamorado de chica, pero se da cuenta que chica no da señales de interés mas allá del puramente amical. Chico razona que 1 no se pueden forzar las relaciones y 2 hay que tener dignidad, que está harto de ser siempre un arrastrado, que le duele ser olímpicamente ignorado, tenido como ente secundario.

Situación 12: chico se da cuenta también que es muy facil razonar una secuencia: no-me-da-bola entonces la-olvido-porque-sino-me-hago-daño sin embargo el razonar nunca es válido en el amor. Chico entiende que no va ser tarea fácil desistir…aunque salga muy lastimado.

Situación 13: chico no quiere desistir, no puede.

Conclusión:
Chico ha dado muestras de querer acercarse a chica. Chica no da muestras de nada. Chico confundido. Chico desea sacársela de la cabeza. Chico sabe que no va a ser posible.

sábado, febrero 09, 2008

Buscando un miserable basurero


Hoy recibo el boleto de la combi, pequeño, rectangular, indefenso. Lo mantengo como siempre entre mi pulgar y mi dedo índice mientras escucho a Jack Johnson en mis audífonos (1), pienso, miro la calle pasar, pienso otra vez y el boleto se dobla en dos, se dobla en tres, es desdoblado, enrollado en horitontal, enrollado en vertical. Llego al paradero, el boleto no encuentra su basurero público. Es una historia conocida que termine en un bolsillo de mi mochila o en el de mi pantalón.

Luego apunto cosas pasajeras en un papel que dice “Evolución médica” son sólo tres o cuatro palabras para una hoja expectante de una historia más larga que contar. Después es el reverso de una hoja pequeña de análisis serológicos. Sí, la mala costumbre de que las circunstancias lo tomen a uno desprevenido justo cuanto no lleva su libreta de apuntes (2). Al final del día los papeles lo terminan cargando el dichoso bolsillo de la mochila, a veces suelo encontrar también algún retazo entre los bolsillos de mi mandil. Lamentablemente uno los descubre cuando sale fuera de un lugar ordenado como un hospital donde sí hay en cada esquina un basurero decente.

En la calle un paquete de galletas de chocolate (3) es mi víctima, la devoro sádicamente sin lástima, una a una. Me doy cuenta luego que soy infinitamente y momentáneamente feliz hasta que descubro que camino y camino a mi casa y no hay tacho de basura.

Sí, como digo es una historia conocida, la frecuencia de tachos públicos de basura en buen estado (osea de esos que no estén repletos, extravasándose de desperdicios y demás, o que no sean de los que uno arroje su papelito y salga por arte de magia por un huequito en la base de dicho tacho) es desproporcional al número de cuadras que uno tiene que caminar en promedio en esta triste ciudad si quiere deshacerse realmente del papelito.

No soy ecologista extremo, no suelo reciclar pero me gusta el orden, es más una manía, las cosas deben tener su lugar, hasta la basura, así me siento mejor. Tampoco soy de los que arrojan si nadie te ve (siempre me “veo” yo) o porque la calle ya tiene papeles tirados y uno más no le hace diferencia. No puedo, simplemente no puedo. Y esto no tiene nada que ver con urbanidad, con cuidar el ambiente, con ser un modelo de persona. Esos títulos no me interesan, es más porque soy maniaco del orden.

Entonces soy de ese manantial de gente que llega a su hogar, dulce hogar, para vaciar las toneladas de papelitos, de envolturas, de boletos, de retazos de hojas, y así arrojarlos al decente basurero de hay en su casa, porque a uno lo programaron para no arrojar el insignificante papelito en cualquier calle o en cualquier piso, porque uno no puede hacerlo simplemente, porque uno se pregunta cómo lo hace la demás gente, y carga y carga, y es un buscador de basureros, un cazador de basureros frustrado.

En cierta forma el cazador convertido en presa.

(1) He descubierto que hay conductores de combi atorrante que le ponen exagerado refuerzo a los bajos cuando se ponen a escuchar ese ruido que llaman música en su cacharro. Bueno, debido a esta bendita falla anómala en el mundo es posible escuchar tranquilo lo que llevas en el reproductor de mp3, puesto que lo que se encuentra en el ambiente retumba y chilla tanto que suena a estática y le permite a uno oír lo que realmente quiere oír. Recuérdese que el oído humano no oye tampoco a determinadas frecuencias altas. Amen claro de que uno se vuelve sordo a posteriori, pero ese es otro asunto.
(2) Tengo que quitarme esa manía de escribir en la mano cuando estoy muy apresurado, (costumbre que se me pegó de una amiga) sobretodo porque cuando uno suda….
(3) Creo que ya mencioné alguna vez que las galletas de chocolate, me hacen sentir un poco más feliz, me levantan el ánimo cuando me deprimo. Como con los Beatles creo.