lunes, octubre 30, 2006

Respuesta

“No tienes idea de quien soy, te formas una imagen prejuzgada de mí y de pronto crees que soy alguien que quiere hacer sentir bien a todos, que hago piruetas para robar un poco de devoción de los demás, para que me admiren. No, no sabes nada.

Crees que mientras vuelo de noche pienso en lo mucho que me querrán, lo famoso que puedo llegar a ser. No soy ningún Salvador, ni ningún Icono Pop (aunque inevitablemente se me quiera convertir en uno). No soy perfecto, aunque a veces quisiera serlo, sólo para callarte, sólo para dejar de atormentarme cuando veces subo en la oscuridad hacia la noche estrellada y diviso gente común y corriente, riendo, soñando, sufriendo y viviendo su día a día junto a alguien. Entonces sé que estoy solo y quisiera callarte.

Te diré que en verdad soy un camaleón confundido quizás tras unos lentes en alguna parte de esta anómala ciudad. Y lo prefiero así porque protejo y respeto a los que saben de mí, no porque sea más claro y transparente inventarse un perfil incompleto y adecuado para que sepan de uno.

Criticas lo que hago o dejo de hacer como si mi actuar estuviese desprovisto de un grito ahogado de impotencia ante días que mueren dejándome tan vacío y derrotado. No, no sabes nada. No sabes que no sólo lucho contra lo que ves, contra esta imagen aparentemente indemne al sentimiento de angustia, de desesperación, porque soy más que un tipo con una capa y un par de botitas que lee a Shakespeare y al que se le coagula la sangre ante una roca extraterrestre cualquiera. Esas son cosas que ves publicadas en cualquier parte para que la gente sea feliz.

Crees que porque tienes un nombre y escribes lo que escribes (que al fin y al cabo es asunto tuyo y en estricto no te lo discuto), crees que porque le gritas al mundo que existes, de ese modo estas libre de imperfección, de mancha, de –paradójico!- crítica.

Tú también existes allá afuera donde a pesar de las máscaras y trajes bicolores, siempre carga uno consigo y te has de dar cuenta que lo que importa no es al final lo maravilloso que puedes llegar a pintarte para que en el fondo te amen, sino que a alguien en el mundo le importe, quizás calladamente, que tú luchas, no contra archienemigos maquiavélicos o robots gigantes antropófagos o una hecatombe nuclear, sino contra ti y tus lobos internos.

Tengo la convicción de que lo que hago no es un espectáculo (son tus ojos los que lo convierten en uno) y que a cada accionar intento dar una parte importante de mí aunque al final se deforme y no quede más que una noticia anecdótica contada en alguna parte. No importaría, porque como un artesano imprime sus dedos en su obra, he deseado que alguna vez se me descubra en el viento, cuando ya no estoy, cuando he partido y entonces se piense en mí, no recordando mi metro noventa de estatura, sino la estela que dejo como susurro en lo que hago y tengo como principios, cosas intuitivas que despierten en otros su lado desconocido y sepan que en esencia todos nos necesitamos.

No pretendo que entiendas, en realidad yo mismo soy todo un misterio para mí, pero trato de aprender como cualquiera, en cierta forma lo necesito y esa es en sí toda mi lucha.

Porque al fin y al cabo yo seguiré cruzando el cielo urbano, una que otra bala rebotará en mi pecho, habré salvado a un bebé en medio de una explosión y tú terminarás de escribir lo que tengas que escribir mientras todo el mundo aplauda aliviado y admirado. Y luego ambos olvidaremos nuestros nombres de portada, yo olvidaré mi capa y tú tus apuntes y caminaremos solos sin conocernos, cada uno en una calle cualquiera, una noche cualquiera, entre otras personas…igualmente solas."
Superman

Carta llegada a la redacción del Daily Planet. No tenía destinatario pero se presume algún columnista de dicho diario.


miércoles, octubre 25, 2006

24 de octubre

"Hoy me levanté y supe, a pesar de tener un muro levantado por mis vecinos justo enfrente de mi ventana, que sería un atípico día soleado. Vi mi rostro en el espejo del baño tan igual al del día anterior. Vi a mi madre mandarme un beso volado desde la puerta de mi casa mientras volvía a ser un tipo más que anda por la calle a algún lugar. Oí a una chica decir que había leído un texto futurista donde los robots tenían relaciones sexuales. Vi al sol desafiante iluminar la Avenida Colmena. Pensé en los mecanismos de defensa psicológicos con los que tenemos que lidiar cada día. Me bajé dos cuadras antes de mi paradero siguiendo mis instintos. Una mujer hermosa me sostuvo la mirada por más de 3 segundos mientras pasaba por mi lado. Un vigilante me preguntó a dónde iba y yo le respondí. Sostuve 2 celulares ectoscopicamente iguales en mi mano. Le dije a una amiga: “hay formas imaginativas de fastidiar a una hermana”. Escuché atentamente a una mujer vestida de morado decir que hablaba con Jesucristo y que ciertos demonios la perseguían. Me comí una galleta con chispas de chocolate. Expuse un tema porque a un reproductor de DVD se le antojó no existir. 2 hojas de un árbol cayeron en una calle antes que yo la atravesara. Disfruté sentirme acalorado sabiendo que era el precio por un día hermoso. Vi a un anciano arrojar un papel por una ventana comprobando que estaba cerrada. Pensé en la apariencia de las cosas y luego en lo transparente que suelen ser pocos. Probé un poco de puré de papas del almuerzo como adelanto a lo que considero un banquete celestial. Vi la fotografía de una mujer que aceptaba un vejamen. Me puse un polo que no usaba mucho. Vi un mono con una soga en un mercado curioseando una piña. Una chompa ajena rozó la herida aún sensible de mi codo izquierdo. Vi el reloj de mi bolsillo no perdonar segundos. Anoté ciertas cosas en un cuaderno al que se le acaban las hojas. Crucé una calle pensando que uno ha de ser fiel a sí mismo y luego en la paranoia del mundo actual y luego en la fractura de clavícula que tuve al nacer. Vi a un cobrador de combi con una curita en el párpado inferior de su ojo izquierdo. Escuché “Walk out in the rain” de los Badfingers rondando en mi mente. Leí unas separatas y no me concentré. Vi una torta con crema chantillí para mí que decía “Feliz día Carlos”. Me sentí un Aleph y escribí esto."

PD: ...y al día siguiente lo publiqué.

martes, octubre 17, 2006

No seré un mal lector


Se ha de luchar por no ser un mal lector, o serlo en un contexto no íntimo. Aquél hábito enriquece, no se qué, no se cómo, pero lo hace. En cierta forma uno descubre seres interiores que desconoce.

Bueno, un mal lector (y estas son mis conclusiones de una visión redundante de algo tratado en muchas partes) es aquél que se empeña en escudriñar una obra para hallar al escritor desnudo, quizás errado o débil en algún pasaje, soberbio e ingenioso en otro, o tal vez dibujando una parte de su existencia. Así un niño ahogado al final de una página es para este lector una proyección de temores ocultos del autor, entonces se preguntará si el hecho no ha sido más que la narración de un suceso real o de un deseo terrible de suicidio.

Quiero que se me comprenda (imposible, tal vez), todos poseemos una tendencia a la crítica, al análisis, pero y el niño ahogado? Me refiero al que nos hemos creado nosotros mismos, aquél con el que anduvimos durante las páginas anteriores mientras espectábamos como mudos participantes, acaso no somos nosotros aquél niño? o quizás no es este ser un completo extraño que nos trasmite una emoción inesperada o tal vez antes tan solo sugerida?

Pensar que ese niño ahogado es el autor representando una pantomima nos expectora irremediablemente de ese mundo creado, nos lleva a ser un tipo que lee como autómata un libro, en vez de un tipo que por un infinito instante es un niño, un niño que sufre, que ama, que teme, que tal vez nos abre una parte de nosotros que mantenemos callada, que muere antes de cerrar el libro, tan sólo abrazado por las aguas mientras nosotros absortos nos preguntamos si no murió también algo nuestro.

El mal lector engloba una especie de procesos mentales propios de un crítico profesional o de un cronista, no de un “buen” lector que al fin de cuentas solo absorbe un libro con una esperanza amorfa y quizás secreta de hallarse sugerido o simplemente de sorprenderse, no de encontrarse con el titular de una noticia urbana.

He pensado que también esta ambivalencia mal-buen lector es extensible a la música y a la pintura (en realidad a todo aquello considerado arte).

Y así me encuentro un día melancólico caminando entre la humedad de una mañana y aparece a mi mente aquel “Nothing's gonna change my world” (“Nada cambiará mi mundo”) repetido en el coro de una canción y entonces comprendo que esos versos fueron escritos para cerrar un ciclo, o que tal vez yo los inspiré y son míos, mis palabras, confundidas por un capricho del universo y del tiempo entre un señor llamado John Lennon y un tipo que camina solitario aprisa por la calle a cumplir una rutina.

Recientemente me sentí atraído por los cuadros de Van Gogh, quizás más por esas pinceladas “agresivas” que encendían en mí sensaciones de necesidad, de búsqueda, contrarias a las sensaciones de magia y sosiego que me inspiraban los cuadros impresionistas. Sensaciones que inevitablemente me han estado llamando a coger un pincel, y dibujar, tan sólo dibujar.

No soy experto en arte ni mucho menos, no quiero saber con meticulosa exactitud lo que pensaba Van Gogh, lo que pensaba John Lennon al escribir “Across the universe”. Mejor dicho ya lo sé, porque en cierta forma lo he pensado ya, porque en cierta forma he sido Van Gogh, John Lennon, un niño muerto al final de un libro, a mi manera, claro.

miércoles, octubre 04, 2006

Papa pato


Cuando era más joven y tenía más tiempo hacía de padre y madre de patos de corral, ya que sus padres biológicos eran unos irresponsables incompetentes (me refiero a su madre específicamente porque entre estas criaturas siempre se da por descontado que al macho le importa lo que es un reverendo pepino lo que le suceda a su pobre descendencia), pero bueno ese es otro asunto.

Cuando son unos inocentes patitos les puede pasar de todo, más aún si conviven con patos mayores que le pican a cualquier cosa pequeña que camine por allí (aunque esa cosa pequeña sea su propio hijo!). Pero como sea uno debe aprender que el proceso de aprendizaje hasta para un pato es duro y a veces se debe espectar atento dando ánimos a una criatura nueva en este mundo.

Algunas tardes me las pasaba en cuclillas por largas horas mientras les daba su maíz, de paso que me maravillaba viéndolos correr torpemente tras de mí o picando hojas del jardín con sus piquitos rosados, escarbando entre la tierra, o agitando ese par de apéndices que algún día se convertirán en alas, o quedándose dormidos entre mis manos (es la cosa más bella que existe, tendríase que ver el cielo azul de la sierra durante una tarde soleada o atender ciertas melodías de Bach para hacerse una idea remota).

Y uno los ve crecer, ve aquellas bolitas andantes de algodón amarillo endurecer sus plumas, engrosar sus patitas, cambiar su ruido constante y agudo a uno más grueso y maduro, pero siempre son ellos. Allí está aquél que siempre te sigue, aquél otro que siempre llora por todo, o el curioso que nunca sabes en que lío se mete, o el matón del grupo que siempre come primero, igual los quieres a todos y terminas conquistado por todos esos inconcientes ojitos que te miran de perfil, aún si han tratado de comerte el dedo, o si se olvidaron que eras su padre y te tomaron de baño público (todo tiene sus pro y sus contra).

domingo, octubre 01, 2006

Necesidad

y si al despertar angustiado callas,
oirás que el mundo atento sigue allí

Felipe Carranza B.,Maldad

Felipe Carranza Batalla, filósofo, escritor, pintor y poeta cuzqueño murió en una fecha indeterminada aún en la actualidad para todo aquel que sea aficionado a la bibliografía somera. Yo no lo soy, por eso indagué sobre su vida y la basta obra de este sui generis “homo destructor” (bárbara denominación que él empleaba para hombre), claro que la empresa no fue fácil y debo decir que fue en realidad hasta frustrante.

Obviaré el hecho de no esclarecer casi nada sobre fechas - aunque si llegué a documentar que su fallecimiento se dio en 1969 - más no así sobre detalles de su obra, después de todo esto no pretende ser una biografía ni podrá serlo jamás puesto que sería hereje hacerle algo así a una persona.

Mencionaré simplemente algunos hechos que creo capitales por los temas que aborda y que quizás dejan entrever el espíritu de su legado, o como él dijo alguna vez “una sóla pincelada en un cuadro destruye y crea emociones”.


"Noche misteriosa desbordada en Do mayor" óleo de Felipe Carranza

Su faceta más alabada ha sido la de escritor de novelas, entre las que se encuentran la ya conocida Pentalogía de la destrucción, que abarca los 5 libros más influyentes de su autoría, entre los que destacan “Destrucción”, “Necesidad” y “Maldad”. En el primero de los mencionados, Carranza dibuja la soledad de personajes (Amanda y Cristiano) que no llegan a conocerse nunca a pesar de vivir muy cercanos el uno del otro. El hecho es una alegoría de la batalla constante del hombre contra si mismo, “tratando de romper las barreras interiores que atan a las sociedades y entorpecen a las almas”.

En “Necesidad” – quizás la mejor construida de la Pentalogía – la soledad sigue siendo eje de su novela, así mediante el recurso de primera persona nos va mostrando la vida tortuosa de Sigfrido Carrillo, que escribe impulsivamente casi a diario en un viejo libro de notas todas sus añoranzas, teorías, recuerdos y excentricidades, con la firme convicción de que escribe para alguien, quizás para muchos y que tiene un compromiso por ese hecho. Así Sigfrido sufre su soledad pero con la esperanza de que sus escritos salvaran o redimirán a algún hombre, a alguna mujer.

Maldad”, escrita años antes de su muerte, es mucho más compleja, pero mucho más interesante puesto que el autor deja entrever su faceta filosófica y poética dentro de un clima angustiante y tormentoso. “Todo hombre es capaz de crear todo en cualquier momento, en cualquier circunstancia” nos asegura en el capítulo 3 un anciano mendigo, y posteriormente juega con hechos irrelevantes, mezclándolos con otros tantos increíbles dentro de un argumento de tono policial. Es a través del largo capítulo 7 que menciona como curiosidad la posibilidad de crear un libro y sobre la base de éste crear a su autor. “Bastaría nombrarlo para que existiese,- nos menciona - tan sólo un título, es todo. Piénsese que si Dios creó cosas con solo nombrarlas, está en su creación la posibilidad de un fenómeno similar como fiel reflejo de divinidad, aunque este sea para cosas más sencillas…”.

Similares reflexiones dejó escritas en sus bocetos para un ensayo (editado póstumamente y mal titulado “Estructuraciones y relojes”), sin embargo no aborda ya la posibilidad de crear un libro, que es más como regalar “argumentos imposibles” (como lo ha hecho Jorge Luis Borges), mas bien argumenta a favor de crear un hombre, siendo factible tal prodigio con escasos datos sobre él. Pero luego aclara que esto sería en sí poco trascendente si no fuera porque este ser creado tenga un poco de alguien, un poco de todos, “…en otras palabras que no sea nadie, como lo somos tal vez todos”.

Felipe Carranza no fue buen pintor, aunque dedicó muchos años de su vida al desarrollo de este oficio “ingrato a los ojos de los demás, alimenticio y necesario para uno”. Muchas de sus pinturas se han perdido, tan solo quedan una docena de frescos terminados, aunque una innumerable serie de dibujos a carboncillo dejan en claro su sed de búsqueda interior en comunión con la naturaleza, con paisajes de trazo rápido de árboles cuzqueños, de animales de granja desparramados en una colina, de casitas sencillas una tarde cualquiera, su ideal del paraíso según diría alguna vez.

Si bien su obra pictórica no gozó del reconocimiento que hubiese agradecido cualquier pintor, él tampoco estaba de acuerdo con el mérito que la crítica le daba a obras como “Emma” (retrato al a óleo de su esposa), enarbolada como su mejor pintura, siendo para él “una mala representación de un ser que es más bello y eterno que un pedazo de cartón”. Para Carranza “Noche misteriosa desbordada en Do mayor”, era uno de sus más importantes logros como artista. “Cuando pinte ‘Noche misteriosa…’ estaba solo y pasando por una angustia terrible. Esta pintura representa ese periodo de mi vida tratando de encontrar caminos, que siempre se vislumbraban oscuros”, en efecto, el cuadro alberga esa desesperación y necesidad de algo que no se vislumbra con claridad, así una luna misteriosa parece quedar atónita ante un cielo que necesita tal vez desbordarse del firmamento y mutar y ser algo distinto, ser un mar en una noche.

Quizás nunca se conozcan las circunstancias que acabaron con la vida de este artista comprometido con su obra, pero tal vez su legado trascienda más allá de los rumores, de las especulaciones, de datos erróneos o falsos y tal vez encontremos al final de indagaciones e interpretaciones y entre letras y trazos de un pincel, a un hombre o a todo hombre, quizás nos encontremos con nosotros mismos.