miércoles, octubre 31, 2007

Lo que odio del Jalogüin (así, con “J” y con diéresis)



* Post dedicado a todo ese exorbitante número de gente que no celebra ni la canción criolla ni esa fiesta gringa.

Nunca me ha agradado esta fecha porque para mi sólo significa mucho ruido y poco sentido. Comprendo que la gente celebre por darse un momento de diversión y ese tipo de cosas, bien por ellos, que salgan y se diviertan. Yo soy el aguafiestas siempre.

Que tomen sus máscaras de muertos y salgan disque a acompañar a sus hermanitos a pedir caramelos, que pongan ese disco súper repetido ya de Triller de Michael Jackson y lo repitan una y otra y otra vez hasta el hastío, que cuenten historias de terror que suenen a chiste barato, que bailen y tomen hasta acordarse de que existe el día de la canción criolla en la madrugada.

Sí, bien por ellos. No soy ningún cucufato, claro. Es decir no es el asunto tanto de que esto no sea más que una oda a toda alusión al demonio (como que el asunto va por allí, y por lo tanto carece de sentido para mi), claro, entiendo que la gente celebra por celebrar, que la mayoría no entiende y por último no le importa la razón; es la cultura borreguista que se aprovecha de cualquier pretexto para distraerse. Sí, bien por ellos.

Que compren toda la recatafila de cuentos comerciales sobre que es una fiesta para compartir caramelos (?), que suene cool para los seudo-darks por ser un día de oscuridad (?), que vayan y se coman las ofertas por el día de las brujas, que adornen sus negocios con murciélagos y calabazas sonriendo malévolamente.

También bien por los que celebran el día de la canción criolla, que se aúnan y vociferen los sentimientos más chauvinistas que tengan, y todo el largo etc que pueda derivarse de un cajón y una guitarra peruana. Si bueno, bien por ellos.

Prefiero quedarme en casa si puedo, haciéndome el que no estoy para descubrir pintado al día siguiente “tacaño” con tiza en la pared de mi casa por no dar dulces, y así evitar toda esa mancha de gente, congestionando las calles con sus competencias de fiestas o celebraciones híbridas, tíldenme de lo que quieran por quedarme a escuchar cualquier album de los Radiohead o de los Beatles, tíldenme de aguafiestas, de poco patriota, de aburrido, no importa.

viernes, octubre 26, 2007

Todo ya esta escrito

Creo que todo ya esta escrito, que a donde miremos, a donde vayamos, sea la elección que tomemos, en cualquier cosa que hagamos, eso habrá sido lo que tenía que pasar. No hay manera de huir, de “modificar” algo, de sacarle la vuelta.

Sí, creo que existe un destino, que sin embargo no nos es posible cambiar, ni siquiera conocer. Aún si existiese algún inútil artefacto (voy a obviar genios de lámparas maravillosas, ovnis, ángeles porque me reservo mis tendencias esquizofrenoides) que nos mostrase cuál es nuestro destino, tal “prodigio” sería un engaño, puesto que diríamos: ah no, entonces actúo de esta manera, o no hago tal cosa para cambiarlo, lo cual sería un error puesto que nuestro verdadero destino estaría precisamente en actuar de tal manera, o no hacer tal cosa, incluso simplemente sonreír y seguir de largo.

Ahora bien, dentro de esta paradoja esta un hecho muy curioso, puesto que si aceptamos que no existe manera alguna de trueque a la vida, el no poder saber con certeza cuál es nuestro camino es una ventaja, puesto que no nos tenemos que preocupar por lo que vendrá. Si llego a una encrucijada donde mi vida se bifurque en dos caminos podré elegir verdaderamente porque ignoro las consecuencias reales con las que me toparé debido a mi decisión. Eso en cierta forma es más divertido.

Es una verdadera decisión, porque decidir no implica tomar la opción correcta o apostar a ganador, yo creo que es un proceso que implica siempre un riesgo, y asumir lo que venga para bien o para mal. Responsabilidad para con uno, ser consecuente con lo que se hace.

Bien, lo que quiero decir es que el destino es un concepto poético, saber que todo ya esta hecho es como decir que todo ha ocurrido, ocurre y ocurrirá, y eso siempre me pareció una idea hermosa. Saber que existe unidad en el universo.


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Debo confesar que no me gustan mucho los turrones, pero sin embargo tengo una fascinación por leer los mensajitos que, cual galleta oriental de la fortuna, se encuentran escondidos en los caramelos, es un juego que me divierte. Lo que no entiendo es el afán que tienen estos caramelos de querer algo conmigo (véase foto de este post).