domingo, junio 18, 2006

Quiero decir algo sobre Borges

"La casa de Asterión" es el cuento mas mágico y misterioso que se ha escrito.

Un día 14 del mes en curso murió Jorge Luis Borges, no voy a detallar su biografía, ni enumerar la hermosa obra que dejó como legado, para eso está internet y bueno, sus libros (y no me refiero a los libros sobre Borges, porque esos han de ser abominables, sino a los de su propia inspiración que son los que valen).

Lo que sí puedo (necesito) decir es lo que ha dejado en mí. Porque leer a Borges me abrió, de más joven, un mundo donde no es necesario montarse en el caballo de extensas hojas para encontrarse al final de ellas la sospecha de que se ha leido muy poco (lo cual es de todos modos apasionante para los que disfrutamos leer alguna que otra novela). Y me refiero a la fabulosa cualidad que tiene de contar sus relatos de manera que a uno se le extravase la imaginación.

Así entre objetos probabilísticamente imposibles de encontrar, historias sobre seres que construyen laberintos, sobre seres que los habitan, uno tiene la sensación de que esas historias trascienden las páginas en las que estan impresas, que se proyectan sobre el lector, llevándolo a elaborar posibilidades, dudas, sospechas, quisás de ese modo uno participa y hace posible argumentos imposibles.

Y entonces de repente uno es un personaje de los que se le menciona en una sola linea, o el instrumento de algun objeto obsesivo. O tal vez aquél que descifra las claves misteriosas del universo, o que no lo hace pero que piensa, como él lo escribe "Si el honor y la sabiduría y la felicidad no son para mí, que sean para otros. Que el cielo exista, aunque mi lugar sea el infierno".

Sabio era Borges al no preferir el género de la novela, a dejar a tipos como yo, maravillados con cuentos tan ricamente salpicados de detalles. Efecto parecido al que produce Quino, el creador de la tira cómica Mafalda al esforzarse en cada "detallito" de sus dibujos, cosa que admiro mucho en él porque, como en ciertos dibujos, en algunos cuentos, tipos como yo detienen la vista y dejan de leer (o en el caso de los dibujitos de Quino se queda embobado contemplando) para saborear el momento.

Y entonces uno quisiera ser Borges para escribir cosas como las que él escribía o mejores aún, pero se da cuenta que, obviando el hecho de que uno no es bueno en eso, ya Borges es insuperable. E incluso eso habría que agradecérselo.

No hay comentarios.: