He encontrado un libro de cuentos cortos perdido (bueno, ya no está perdido), y con esto espero contribuir a aumentar el bagaje intelectual sobre libros imposibles si tal cosa existe. No tiene pasta y carece de referencias al autor y a la edición, sin embargo es de suponerse que se trata de una colección de autores anónimos con influencia de la literatura fantástica y psicológica. La gran cantidad son burdas alegorías a la naturaleza y de tipo aleccionador. Sin embargo me ha agradado una en especial que redunda sobre otra visón ya manoseada de un cuento popular:
“Y por entonces Lobo dejó de estar solo, dejó de pensar que la gente lo odiaba y le temía. Cuando veía a la chica de la caperuza roja las cosas recobraban sentido. Lobo amigo, le decía ella y él se dejaba acariciar el lomo, se dejaba acariciar sus enormes orejas sin irritarse. Cómo no ser complaciente ante tan hermosa criatura, cómo no dejarse llevar por su infantil encanto, cómo no correr por el bosque entre los pinos y abetos junto a esa inocente niña, su amiga. Mi amiga, pensaba.
De repente no era más aquél animal extraño y solitario abandonado a su suerte ante un ciclo absurdo de tiempo. Qué era aquello? Qué era ese novedoso manantial que fluía melodioso por su sangre? Estaba vivo, quizás recién sentía la vida libre en sus entrañas.
Así, cuando las tardes de sus encuentros se hicieron cortas, él quiso verla de nuevo. Fue sencillo seguir el camino que ella hacía. También fue sencillo encontrar una casita en medio del bosque y una puerta abierta. Lo difícil fue encontrarse con una anciana que gritó espantada, que le arrojó una sartén, un par de ollas, y casi una vajilla completa. Confundido y herido, quedó en el suelo con una esperanza nebulosa en su corazón.
Quién se apiadaría de él ahora? vuelto a convertir en aquél ser horrendo al que cualquiera temía. Estaba herido, cierto, pero las heridas no transforman ante los demás a los seres como él, sólo lo hacen internamente. Se sentía girar extraño en un mundo que tal vez ya no valía, había querido creer que tal vez alguien lo salvaría, pero tal vez se equivocó, como solía equivocarse el sol al alumbrarlo todos los días, pensaba. Sentía que el mismo mundo lo mecía en un vaivén malintencionado hasta dejarlo cansado, abandonado, dormido.
Despierta, Lobo amigo. Y el lobo despertó.
Porqué llora la niña de la caperuza? pregunta ahora toda la gente. Si su abuelita está a salvo, porqué llora entonces? Si el leñador dio muerte al horrendo lobo que casi se la devora en la cabaña? Por lo menos eso es lo que contaron. Porque así fue, no?”
“Y por entonces Lobo dejó de estar solo, dejó de pensar que la gente lo odiaba y le temía. Cuando veía a la chica de la caperuza roja las cosas recobraban sentido. Lobo amigo, le decía ella y él se dejaba acariciar el lomo, se dejaba acariciar sus enormes orejas sin irritarse. Cómo no ser complaciente ante tan hermosa criatura, cómo no dejarse llevar por su infantil encanto, cómo no correr por el bosque entre los pinos y abetos junto a esa inocente niña, su amiga. Mi amiga, pensaba.
De repente no era más aquél animal extraño y solitario abandonado a su suerte ante un ciclo absurdo de tiempo. Qué era aquello? Qué era ese novedoso manantial que fluía melodioso por su sangre? Estaba vivo, quizás recién sentía la vida libre en sus entrañas.
Así, cuando las tardes de sus encuentros se hicieron cortas, él quiso verla de nuevo. Fue sencillo seguir el camino que ella hacía. También fue sencillo encontrar una casita en medio del bosque y una puerta abierta. Lo difícil fue encontrarse con una anciana que gritó espantada, que le arrojó una sartén, un par de ollas, y casi una vajilla completa. Confundido y herido, quedó en el suelo con una esperanza nebulosa en su corazón.
Quién se apiadaría de él ahora? vuelto a convertir en aquél ser horrendo al que cualquiera temía. Estaba herido, cierto, pero las heridas no transforman ante los demás a los seres como él, sólo lo hacen internamente. Se sentía girar extraño en un mundo que tal vez ya no valía, había querido creer que tal vez alguien lo salvaría, pero tal vez se equivocó, como solía equivocarse el sol al alumbrarlo todos los días, pensaba. Sentía que el mismo mundo lo mecía en un vaivén malintencionado hasta dejarlo cansado, abandonado, dormido.
Despierta, Lobo amigo. Y el lobo despertó.
Porqué llora la niña de la caperuza? pregunta ahora toda la gente. Si su abuelita está a salvo, porqué llora entonces? Si el leñador dio muerte al horrendo lobo que casi se la devora en la cabaña? Por lo menos eso es lo que contaron. Porque así fue, no?”
PD: Post inspirado en, y dedicado al post de cuscus
4 comentarios:
Senior he tomado prestadas algunas líneas y la imágen de caperucita, no vaya a considerarlo un abuso de confianza.
Me gustó mucho el texto.
Me ha complacido ud y no lo meresco. Gracias
tu has hecho el dibujo de la caperucita cargando al lobo? muy buena esta nueva version.
Pues claro que el dibujo es mío, tengo la mala manía de dibujar de vez en cuando. Todos mis dibujos del blog llevan mi sello.
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