domingo, octubre 01, 2006

Necesidad

y si al despertar angustiado callas,
oirás que el mundo atento sigue allí

Felipe Carranza B.,Maldad

Felipe Carranza Batalla, filósofo, escritor, pintor y poeta cuzqueño murió en una fecha indeterminada aún en la actualidad para todo aquel que sea aficionado a la bibliografía somera. Yo no lo soy, por eso indagué sobre su vida y la basta obra de este sui generis “homo destructor” (bárbara denominación que él empleaba para hombre), claro que la empresa no fue fácil y debo decir que fue en realidad hasta frustrante.

Obviaré el hecho de no esclarecer casi nada sobre fechas - aunque si llegué a documentar que su fallecimiento se dio en 1969 - más no así sobre detalles de su obra, después de todo esto no pretende ser una biografía ni podrá serlo jamás puesto que sería hereje hacerle algo así a una persona.

Mencionaré simplemente algunos hechos que creo capitales por los temas que aborda y que quizás dejan entrever el espíritu de su legado, o como él dijo alguna vez “una sóla pincelada en un cuadro destruye y crea emociones”.


"Noche misteriosa desbordada en Do mayor" óleo de Felipe Carranza

Su faceta más alabada ha sido la de escritor de novelas, entre las que se encuentran la ya conocida Pentalogía de la destrucción, que abarca los 5 libros más influyentes de su autoría, entre los que destacan “Destrucción”, “Necesidad” y “Maldad”. En el primero de los mencionados, Carranza dibuja la soledad de personajes (Amanda y Cristiano) que no llegan a conocerse nunca a pesar de vivir muy cercanos el uno del otro. El hecho es una alegoría de la batalla constante del hombre contra si mismo, “tratando de romper las barreras interiores que atan a las sociedades y entorpecen a las almas”.

En “Necesidad” – quizás la mejor construida de la Pentalogía – la soledad sigue siendo eje de su novela, así mediante el recurso de primera persona nos va mostrando la vida tortuosa de Sigfrido Carrillo, que escribe impulsivamente casi a diario en un viejo libro de notas todas sus añoranzas, teorías, recuerdos y excentricidades, con la firme convicción de que escribe para alguien, quizás para muchos y que tiene un compromiso por ese hecho. Así Sigfrido sufre su soledad pero con la esperanza de que sus escritos salvaran o redimirán a algún hombre, a alguna mujer.

Maldad”, escrita años antes de su muerte, es mucho más compleja, pero mucho más interesante puesto que el autor deja entrever su faceta filosófica y poética dentro de un clima angustiante y tormentoso. “Todo hombre es capaz de crear todo en cualquier momento, en cualquier circunstancia” nos asegura en el capítulo 3 un anciano mendigo, y posteriormente juega con hechos irrelevantes, mezclándolos con otros tantos increíbles dentro de un argumento de tono policial. Es a través del largo capítulo 7 que menciona como curiosidad la posibilidad de crear un libro y sobre la base de éste crear a su autor. “Bastaría nombrarlo para que existiese,- nos menciona - tan sólo un título, es todo. Piénsese que si Dios creó cosas con solo nombrarlas, está en su creación la posibilidad de un fenómeno similar como fiel reflejo de divinidad, aunque este sea para cosas más sencillas…”.

Similares reflexiones dejó escritas en sus bocetos para un ensayo (editado póstumamente y mal titulado “Estructuraciones y relojes”), sin embargo no aborda ya la posibilidad de crear un libro, que es más como regalar “argumentos imposibles” (como lo ha hecho Jorge Luis Borges), mas bien argumenta a favor de crear un hombre, siendo factible tal prodigio con escasos datos sobre él. Pero luego aclara que esto sería en sí poco trascendente si no fuera porque este ser creado tenga un poco de alguien, un poco de todos, “…en otras palabras que no sea nadie, como lo somos tal vez todos”.

Felipe Carranza no fue buen pintor, aunque dedicó muchos años de su vida al desarrollo de este oficio “ingrato a los ojos de los demás, alimenticio y necesario para uno”. Muchas de sus pinturas se han perdido, tan solo quedan una docena de frescos terminados, aunque una innumerable serie de dibujos a carboncillo dejan en claro su sed de búsqueda interior en comunión con la naturaleza, con paisajes de trazo rápido de árboles cuzqueños, de animales de granja desparramados en una colina, de casitas sencillas una tarde cualquiera, su ideal del paraíso según diría alguna vez.

Si bien su obra pictórica no gozó del reconocimiento que hubiese agradecido cualquier pintor, él tampoco estaba de acuerdo con el mérito que la crítica le daba a obras como “Emma” (retrato al a óleo de su esposa), enarbolada como su mejor pintura, siendo para él “una mala representación de un ser que es más bello y eterno que un pedazo de cartón”. Para Carranza “Noche misteriosa desbordada en Do mayor”, era uno de sus más importantes logros como artista. “Cuando pinte ‘Noche misteriosa…’ estaba solo y pasando por una angustia terrible. Esta pintura representa ese periodo de mi vida tratando de encontrar caminos, que siempre se vislumbraban oscuros”, en efecto, el cuadro alberga esa desesperación y necesidad de algo que no se vislumbra con claridad, así una luna misteriosa parece quedar atónita ante un cielo que necesita tal vez desbordarse del firmamento y mutar y ser algo distinto, ser un mar en una noche.

Quizás nunca se conozcan las circunstancias que acabaron con la vida de este artista comprometido con su obra, pero tal vez su legado trascienda más allá de los rumores, de las especulaciones, de datos erróneos o falsos y tal vez encontremos al final de indagaciones e interpretaciones y entre letras y trazos de un pincel, a un hombre o a todo hombre, quizás nos encontremos con nosotros mismos.

2 comentarios:

Coralí dijo...

Me impresiona demasiado tu estilo, me impresiona demasiado la manera en que palabra a palabra construyes un texto sumamente atractivo que termina atrapandome sin remedio.

carlitos dijo...

Me complacen tus palabras, gracias gabrielle.