Yo creo que existen personas que tienen una necesidad inconciente de hacer que los otros “coman de su mano”. Me refiero a que no es algo adrede, calculado, con alevosía y ventaja. Me refiero a que como a cualquier ser humano les gusta ser halagados, ser atendidos. Quién nunca se ha dejado seducir por retener a alguien que siempre nos sigue, que siempre nos busca, que siempre nos adula.
Tengo la teoría de que actualmente estamos en una sociedad en la que la mayoría de gente sólo quiere ser escuchada, a la que poco le importa escuchar, de allí que en las conversaciones la gente se muestra más a gusto si hablan de sí mismos, de lo que le agrada o desagrada, de lo que hace o quisiera hacer. Supongo que tener un blog es en parte una manifestación de ese lado oscuro de cada uno. Pocas son las personas que les interesa saber de otros realmente, quiero decir que atienda cada cosa que la otra persona está dispuesta a contar sin anteponer a eso algo como “a mi también, el otro día me pasó esto y aquello” y al final terminan hablando de sí mismos, siempre es así.
No reniego del hecho de compartir experiencias, me refiero al hecho de que en realidad no suele haber eso, osea compartir, sino que la mayoría de personas solo quiere girar en torno a sus experiencias. Pero como digo es algo inconciente.
Ahora bien, esta necesidad de ser tener la atención de otro - llamémoslo sujeto arrastrado - suele darse en el contexto de “arrastrador” que le toma poca atención o que suele maltratarlo constantemente. El hecho curioso ocurre cuando el sujeto arrastrado deja de ser arrastrado, es decir deja de buscar, perseguir, acosar, etc a sujeto arrastrador.
Entonces sujeto arrastrador siente como que le falta algo, busca mentalmente, nota una carencia, se da cuenta de que le gustaba que sujeto arrastrado sea arrastrado, o mejor dicho le gustaba tener un sujeto arrastrado, a veces no importa si sujeto arrastrado sea determinada persona, simplemente se había acostumbrado a tener a alguien pendiente, acechando, es cierto, nadie valora lo que tiene hasta que lo pierde.
Lo que ocurre luego es que posiblemente sujeto arrastrador se percate de la otra persona, le tome interés (el verdadero interés del que hablo, osea sin un Yo de por medio) o simplemente busque otro arrastrado. Todo esto lo atribuyo a una situación inconciente, es decir no hay deseo de dañar a otro, sino que podríamos decir que el ego de arrastrador se hace tan grande que termina aplastando al arrastrado.
He conocido alguna vez alguna chica que estaba pendientes de mi, que me buscaba, que me halagaba, y a la que no tomaba en realidad mucha atención, así como también he buscado y halagado a una chica que no me daba mucha bola.
Quizás como corolario puedo sacar que no es que existan ciertas personas que actúen de esa manera como afirmo al comienzo, tal vez todos lo hacemos o lo hemos hecho con alguien cuando nuestro ego se ha desbordado, cuando hemos pensado primero y segundo en nosotros y hemos dejado que ante nuestros ojos el incansable y maltratado sujeto arrastrado sea eso, un arrastrado, aquél sujeto digno de aplauso por la labor mal pagada, aquél que siempre estaba dispuesto, aquél que siempre dijo sí, mientras nosotros le clavábamos la más cruel de las indiferencias hasta el punto de que al final la situación incluso llegó a revertirse y nos dimos cuenta de que detrás siempre hubo alguien que nunca valoramos como se debió y que ya no estará cuando, volteando, notemos quizás que siempre nos hizo falta.
Tengo la teoría de que actualmente estamos en una sociedad en la que la mayoría de gente sólo quiere ser escuchada, a la que poco le importa escuchar, de allí que en las conversaciones la gente se muestra más a gusto si hablan de sí mismos, de lo que le agrada o desagrada, de lo que hace o quisiera hacer. Supongo que tener un blog es en parte una manifestación de ese lado oscuro de cada uno. Pocas son las personas que les interesa saber de otros realmente, quiero decir que atienda cada cosa que la otra persona está dispuesta a contar sin anteponer a eso algo como “a mi también, el otro día me pasó esto y aquello” y al final terminan hablando de sí mismos, siempre es así.
No reniego del hecho de compartir experiencias, me refiero al hecho de que en realidad no suele haber eso, osea compartir, sino que la mayoría de personas solo quiere girar en torno a sus experiencias. Pero como digo es algo inconciente.
Ahora bien, esta necesidad de ser tener la atención de otro - llamémoslo sujeto arrastrado - suele darse en el contexto de “arrastrador” que le toma poca atención o que suele maltratarlo constantemente. El hecho curioso ocurre cuando el sujeto arrastrado deja de ser arrastrado, es decir deja de buscar, perseguir, acosar, etc a sujeto arrastrador.
Entonces sujeto arrastrador siente como que le falta algo, busca mentalmente, nota una carencia, se da cuenta de que le gustaba que sujeto arrastrado sea arrastrado, o mejor dicho le gustaba tener un sujeto arrastrado, a veces no importa si sujeto arrastrado sea determinada persona, simplemente se había acostumbrado a tener a alguien pendiente, acechando, es cierto, nadie valora lo que tiene hasta que lo pierde.
Lo que ocurre luego es que posiblemente sujeto arrastrador se percate de la otra persona, le tome interés (el verdadero interés del que hablo, osea sin un Yo de por medio) o simplemente busque otro arrastrado. Todo esto lo atribuyo a una situación inconciente, es decir no hay deseo de dañar a otro, sino que podríamos decir que el ego de arrastrador se hace tan grande que termina aplastando al arrastrado.
He conocido alguna vez alguna chica que estaba pendientes de mi, que me buscaba, que me halagaba, y a la que no tomaba en realidad mucha atención, así como también he buscado y halagado a una chica que no me daba mucha bola.
Quizás como corolario puedo sacar que no es que existan ciertas personas que actúen de esa manera como afirmo al comienzo, tal vez todos lo hacemos o lo hemos hecho con alguien cuando nuestro ego se ha desbordado, cuando hemos pensado primero y segundo en nosotros y hemos dejado que ante nuestros ojos el incansable y maltratado sujeto arrastrado sea eso, un arrastrado, aquél sujeto digno de aplauso por la labor mal pagada, aquél que siempre estaba dispuesto, aquél que siempre dijo sí, mientras nosotros le clavábamos la más cruel de las indiferencias hasta el punto de que al final la situación incluso llegó a revertirse y nos dimos cuenta de que detrás siempre hubo alguien que nunca valoramos como se debió y que ya no estará cuando, volteando, notemos quizás que siempre nos hizo falta.